15 de noviembre de 2007

Artículo - publicado en CARAS

Mi gran bodega

Nacemos y vivimos para satisfacernos. Para calmar nuestros impulsos, nuestras ganas de algo. Trabajamos, amamos y hasta sonreímos para ser engreídos.

Pero que mejor lugar para engreírse que uno que lo tiene todo!

Y es que cuando uno tiene un antojo no identificado, no se va al frío almacén, sino a la bodeguita donde hay de todo y todo bueno, donde a uno lo saludan y hasta le fían.

Nuestra diversidad nos permite combinar cosas que un no peruano podría considerar contradictorias y hasta imposibles. Se convierte nuestra bodeguita en una gran bodega de engreimientos.

Así en un mismo lugar hay mariscos frescos, sierras de sol seco, bosques llenos de criaturas, olas perfectas, ajo y ají, piuranos sonriendo y chiclayanas siendo lindas. Aquí decimos del pepe su amigo, bacán y mostro. Tenemos chifas, casi todos los microclimas, desiertos, Iquitos, Cuzco y sus nubes. Pisco sour, lonchecito de pan con mantequilla, marinera, volcanes, balcones y más.

A nuestra gran bodega hay que quererla, cuidarla, hacerla crecer. Eso si, cuando crezca no dejemos que nadie nos la quite. Porque si bien hay motivos para irse, siempre hay más para volver.

No hay comentarios: